Prueba de esfuerzo
Una de las principales recomendaciones que se le pueden hacer a un deportista para cuidar de su salud es la de pasar por una prueba de esfuerzo. Una prueba de esfuerzo, también conocida como ergometría, es un procedimiento sencillo para detectar las capacidades físicas de una persona y conocer a qué clase de ejercicio físico, y en qué intensidad, se puede someter de acuerdo con su estado de salud general y cardíaca.
Estas evaluaciones se llevan a cabo en centros médicos especializados, en los que un técnico dispone diez electrodos sobre el pecho del paciente y los conecta a un monitor de electrocardiograma. Esta pantalla indica la actividad eléctrica del corazón durante el examen y evalúa cómo se adapta a la prueba de esfuerzo.
Antes de iniciar las pruebas activas se realizan sendos electrocardiogramas, uno con el paciente tumbado y otro ya de pie. De esta manera se registra la actividad normal del corazón para luego contrastarla tanto con su reacción ante el ejercicio como después del esfuerzo.
El deportista tiene que caminar en una cinta o pedaleará en una bicicleta está tica a distintos ritmos, ya que cada tres minutos se eleva la exigencia en forma de mayor velocidad, resistencia o inclinación. Entretanto, el electrocardiograma plasma cómo se adapta el funcionamiento cardíaco a estos cambios y mide la presión arterial.
"Esta supervisión dura unos 60 minutos entre todos los procesos y arroja unos datos significativos para que quien la realiza sepa a qué niveles físicos puede someter a su organismo."
La ergometría finaliza o bien cuando quien la realiza se cansa y ya no puede más o bien cuando el médico lo considera oportuno. En este caso, se puede deber a que el deportista alcanza la frecuencia cardíaca deseada, señal positiva, o a aspectos negativos como irregularidades en la presión cardíaca, dolores torácicos o fallos en la oxigenación del corazón.
La prueba de esfuerzo también registra las constantes unos minutos después del ejercicio, cuando la frecuencia cardíaca es ya normal, para comprobar cómo es la adaptación del usuario al reposo tras el deporte. Esta supervisión dura unos 60 minutos entre todos los procesos y arroja unos datos significativos para que quien la realiza sepa a qué niveles físicos puede someter a su organismo.