Tu corazón: Las pulsaciones
El pulso del deportista es uno de los principales criterios para detectar el estado de su salud y su reacción frente al ejercicio físico. El corazón es el responsable de enviar sangre, y con ella nutrientes y oxígeno, a los músculos, que son los encargados de gestionar y mantener el esfuerzo ante la actividad. Las pulsaciones indican cuál es la máxima exigencia cardíaca a la que nos podemos someter, así que es un conocimiento fundamental para hacer deporte.
El primer paso es que el deportista mida su frecuencia cardíaca incluso durante el ejercicio. Para ello, las nuevas tecnologías como relojes inteligentes o aplicaciones del móvil pueden ser de gran ayuda. Estas son unas recomendaciones en caso de seguimiento manual de las pulsaciones.
Ritmo cardíaco máximo
Cada deportista tiene un estado físico y cardiovascular particular, por lo que es difícil establecer una regla sobre los límites de su frecuencia cardíaca. Una de las estimaciones más cercanas es restarle a 220 la edad de la persona, así que un deportista de 30 años no debería superar los 190 latidos por cada 60 segundos. El ritmo cardíaco de las mujeres es ligeramente superior al masculino, así que habría que sumar entre 5 y 15 pulsaciones por minuto (ppm) a esta cifra.
"El ejercicio regular permite que el corazón se acostumbre a la exigencia y adapte sus pulsaciones al deporte."
Los beneficios del deporte también se aprecian en las pulsaciones en reposo. Las personas más activas suelen tener entre 40 y 60 ppm, lo cual reduce el desgaste progresivo del corazón, mientras que lo habitual es entre 50 y 100. Uno de los objetivos de quienes intentan ponerse en forma es mantener un ritmo cardíaco de entre el 70 y el 85 % de su rendimiento máximo (150-180 ppm) durante más de una hora semanal de ejercicio.
Por cada 15 días de actividad física se puede conseguir reducir el pulso en una pulsación por minuto, lo cual se acaba traduciendo en una mayor capacidad del organismo para la práctica deportiva.